El otoño avanza en las calles, inundándolo todo de sus colores rojos; algunas mariposas aún revolotean libres en las mañanas tibias y con fragancia a azahares...
Las miradas aún conservan el sol salado del verano pero comienzan a ganar la complicidad del invierno!
Me gusta el otoño... cómo también me gusta el verano, el invierno y la primavera!
Me llena de energías hacer lo que me gusta, sentirme querida...aprender cada día algo nuevo!
Me motiva el intentar mejorar mi mundo! el crear ideas nuevas! el poder comunicarme con mi mirada!
Me estimula el saber que las utopías aún se pueden cumplir...! Creer que los sueños son en parte manifestaciones de la realidad...! Sentir que muchas almas también anhelan alzar su voz...! Qué cada día surguen melodías y ritmos nuevos en los rasgueos de las guitarras...!
Pero quizá, lo que más me fascina es comprender que en algún lugar de este mundo hay alguien que calla mis mismos silencios! Qué habla con mi misma voz! Qué mira las mismas estrellas que miro hoy yo!
Por eso el poema que les quiero regalar hoy.
Yo no lo conocía ... es fruto del recuerdo de mi madre!
Aquí se los dejo ... con su brillo, con su fuerza, sus verdades y su sutileza!
Aquí se los dejo y que lo impulse el viento! Qué se envuelva entre las hojas y transite los colores, sonidos y aromas tan únicos como cada uno de ustedes...
La voz a ti debida...
Qué alegría, vivir
sintiéndose vivido.
Rendirse
a la gran certidumbre, oscuramente,
de que otro ser, fuera de mí, muy lejos,
me está viviendo.
Que cuando los espejos, los espías,
azogues, almas cortas, aseguran
que estoy aquí, yo, inmóvil,
con los ojos cerrados y los labios,
negándome al amor
de la luz, de la flor y de los nombres,
la verdad trasvisible es que camino
sin mis pasos, con otros,
allá lejos, y allí
estoy besando flores, luces, hablo.
Que hay otro ser por el que miro el mundo
porque me está queriendo con sus ojos.
Que hay otra voz con la que digo cosas
no sospechadas por mi gran silencio;
y es que también me quiere con su voz.
La vida —¡qué transporte ya!—, ignorancia
de lo que son mis actos, que ella hace,
en que ella vive, doble, suya y mía.
Y cuando ella me hable
de un cielo oscuro, de un paisaje blanco,
recordaré
estrellas que no vi, que ella miraba,
y nieve que nevaba allá en su cielo.
Con la extraña delicia de acordarse
de haber tocado lo que no toqué
sino con esas manos que no alcanzo
a coger con las mías, tan distantes.
Y todo enajenado podrá el cuerpo
descansar quieto, muerto ya. Morirse
en la alta confianza
de que este vivir mío no era sólo
mi vivir: era el nuestro. Y que me vive
otro ser por detrás de la no muerte.
Pedro Salinas, escritor español, escribió este poema en 1933.
Maravilloso, no? Realmente me ha cautivado Pedro Salinas! Una lástima no haberlo conocido antes...
Y a ustedes ... les gustó?
Nos veremos pronto ... bajo otras lunas ... entre otras estrellas!
Me despido...
datlitauy!
5 comentarios:
Simplemente hermoso!
Gracias por tu energía, por tu fuerza.
Un abrazo grande
Bonito blog, con ideales que comparto... gracias por tu visita, bienvenida!
Me recordó Hojas de Hierba. El sentir que otros sienten nuestras vivencias nos hermana, hace que nos reconozcamos en los otros.
Cariños.
salinas es de los mejores poetas de la historia
su cuerpo descansa frente al mar del viejo san juan
amor
hola sofi!! jeje me encanto el poema pero ms lo q escribiste vos... aunq ya nos tenes aostumbrados a esas palabras q aveces y a sta altura de nuestra amistad me siguen sorprendiendo! besotes loquilla!
Publicar un comentario