viernes, 7 de marzo de 2008

"Así termina la vida y comienza el sobrevivir..."

La carta que todos deberíamos escribir...!


Esta noche, en la que parece que la lluvia cede al poder de la Luna, quisiera reocrdarles una carta. Una bellísima carta del Cacique Seattle (de la tribu Suwamish) al Presidente de USA Franklin Pierce cuando éste, en 1855, les hizo una oferta de compraventa de sus territorios. El presidente trataba de llegar a un acuerdo con la tribu suwamish para comprar el asentamiento ubicado en el actual estado de Washington, al noroeste de Estados Unidos. Esto implicaba el traslado definitivo de los auténticos dueños de aquellas tierras a una lejana y aislada reserva.


La carta original es bastante extensa; por lo cual decidí incluir solamente la parte que me parece más bella, interesante y sobre todo muy actual. Parece mentira que se haya escrito ya hace más de 150 años; y que todavía no comprendamos el lugar que tenemos en la naturaleza. No hemos descubierto aún, a pesar de haber llegado a la Luna y de penetrar en los átomos, la forma de convivir con nuestro entorno!


Me produce curiosidad saber por qué los hombres somos tan, pero tan tercos al no darnos cuenta de que somos parte de una gran cadena...somos un eslabón más!


De todos modos; allí va la carta. Seguro se van a sorprender tanto como yo cuando la leí por primera vez hace ya unos 2 años, en una clase de filosofía...

"El Gran Jefe de Washington manda decir que desea comprar nuestras tierras. El Gran Jefe también nos envía palabras de amistad y buena voluntad. Aceptamos esta gentileza porque sabemos que poca falta le hace, en cambio, nuestra amistad. Vamos a considerar su oferta, pues sabemos que, de no hacerlo, el hombre blanco podrá venir con sus armas de fuego y tomar nuestras tierras. El Gran Jefe en Washington podrá confiar en lo que dice el jefe Seattle con la misma certeza que nuestros hermanos blancos podrán confiar en la vuelta de las estaciones. Mis palabras son inmutables como las estrellas".

"¿ Cómo podéis comprar o vender el cielo, el calor de la tierra? Esta idea nos parece extraña. No somos dueños de la frescura del aire ni del centelleo del agua. ¿Cómo podríais comprarlos a nosotros? Lo decimos oportunamente. Habéis de saber que cada partícula de esta tierra es sagrada para mi pueblo.-Cada hoja Resplandeciente, cada playa arenosa, cada neblina en el oscuro bosque, cada claro y cada insecto con su zumbido es sagrado en la memoria y la experiencia de mi pueblo. La vida que circula en los árboles porta las memorias del hombre de piel roja". -"Los muertos del hombre blanco se olvidan de su tierra natal cuando se van a caminar por entre las estrellas. Nuestros muertos jamás olvidan esta hermosa tierra porque ella es la madre del hombre de piel roja.-Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las fragantes flores son nuestras hermanas, el arenado, el caballo, el águila majestuosa son nuestros hermanos. Las cretas rocosas, las sabias de las praderas, el calor corporal del potrillo y el hombre, todos pertenecen a la misma familia".

"Por eso, cuando el gran Jefe de Washington manda decir que desea comprar nuestras tierras, es mucho lo que pide. El Gran Jefe manda decir que nos reservará un lugar para que podamos vivir cómodamente. Él será nuestro padre y nosotros sus hijos. Por eso consideramos su oferta de comprar nuestras tierras.Más ello no será fácil porque estas tierras son sagradas para nosotros. El agua centelleante que corre por los ríos y esteros no es meramente agua sino la sangre de nuestros antepasados, tendréis que recordar que ellas son sagradas y deberéis enseñar a vuestros hijos que lo son y que cada reflejo fantasmal en las aguas claras de los lagos habla de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo de agua es la voz del padre de mi padre".

"Los ríos son nuestros hermanos, ellos calman nuestra sed. Los ríos llevan nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si os vendemos nuestras tierras, deberéis recordar y enseñar a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos y hermanos de vosotros; deberéis en adelante dar a los ríos el trato bondadoso que daríais a cualquier hermano". Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestra manera de ser. Le da lo mismo un pedazo de tierra que el otro porque él es un extraño que llega en la noche a sacar de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermano sino su enemigo. Cuando la ha conquistado la abandona y sigue su camino".

"Deja detrás de él las sepulturas de sus padres sin que le importe. Olvida la sepultura de su padre y los derechos de sus hijos. Trata a su Madre la, Tierra; y a su hermano el cielo, como si fuesen cosas que se pueden comprar, saquear y vender, como si fuesen corderos y cuentas de vidrio. Su insaciable apetito devorará la tierra y dejará tras sí, sólo un desierto. No lo comprendo. Nuestra manera de ser es diferente a la vuestra".


"La vista de vuestras ciudades hace doler los ojos al hombre de piel roja. Pero quizás sea así porque el hombre de piel roja es un salvaje y no comprende las cosas. No hay ningún lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ningún lugar donde pueda escuchar el desplegarse de las hojas en primavera o el rozar de las alas de un insecto. Pero quizás sea así porque soy un salvaje y no puedo comprender las cosas. El ruido de la ciudad parece insultar los oídos. ¿Y que clase de vida es cuando el hombre no es capaz de escuchar el solitario grito de la garza o la discusión nocturna de las ranas alrededor de la laguna? Soy un hombre de piel roja y no lo comprendo. Los indios preferimos el suave sonido del viento que acaricia la cala del lago y el olor del mismo viento purificado por la misma lluvia del mediodía o perfumado por la fragancia de los pinos".

"El aire es algo precioso para el hombre de piel roja porque todas las cosas comparten el mismo aliento: el animal, el árbol y el hombre. El hombre blanco parece no sentir el aire que respira. Al igual que un hombre muchos días agonizante, se ha vuelto insensible al hedor. Más, si os vendemos nuestras tierras, debéis recordar que si el aire es precioso para nosotros, que el aire comparte su espíritu con toda la vida que sustenta. Y, si os vendemos nuestras tierras, debéis dejarlas aparte y mantenerlas sagradas como un lugar al cual podrá llegar el hombre blanco a saborear el viento duplicado por las flores de la pradera".


Foto del Jefe Seattle fue hecha en los años 1860 cuando se acercaba a sus 80 años de edad.

"Consideraremos vuestra oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos aceptarla, pondré una condición: que el hombre blanco tratará a los animales de estas tierras como hermanos. Soy un salvaje y no comprendo otro modo de conducta. He visto miles de búfalos pudriéndose sobre las praderas, abandonados por el hombre blanco que les disparó desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo como el humeante caballo de vapor puede ser más importante que el búfalo al que sólo matamos para poder vivir. ¿Qué es el hombre sin los animales? Si todos los animales hubiesen desaparecido, el hombre moriría de una gran soledad de espíritu".


"Porque todo lo que le ocurre a los animales pronto habrá de ocurrir también al hombre".

"Todas las cosas están relacionadas entre sí. Vosotros debéis enseñar a vuestros hijos que el suelo bajo sus pies es la ceniza de sus abuelos. Para que respeten la tierra, debéis decir a vuestros hijos que el suelo bajo sus pies es la ceniza de sus abuelos. Para que respeten la tierra, debéis decir a vuestros hijos que la tierra está plena de la vida de nuestros antepasados. Debéis enseñar a vuestros hijos lo que hemos enseñado a los nuestros: que la tierra es nuestra madre. Todo lo que afecta a la tierra afecta a los hijos de la tierra. Cuando los hombres escupen en el suelo se escupen a sí mismos".

"Esto lo sabemos: la tierra no pertenece al hombre, sino que el hombre pertenece a la tierra. El hombre no ha tejido la red de la vida: es sólo una hebra de ella. Todo lo que haga a la red se lo hará a sí mismo. Lo que ocurre a la tierra ocurrirá a los hijos de la tierra. Lo sabemos. Todas las cosas están relacionadas como la sangre que une a una familia".

"Aún el hombre blanco, cuyo Dios se pasea con él y conversa con él, de amigo a amigo, no puede estar exento del destino común. Quizás seamos hermanos, después de todo. Lo veremos. Sabemos algo que el hombre blanco descubre algún día: que nuestro Dios es su mismo Dios. Ahora pensáis quizás que sois dueño de nuestras tierras: pero no podéis serlo. Él es el Dios de la humanidad y Su compasión es igual para el hombre de piel roja que para el hombre blanco. Esta tierra es preciosa para Él y el causarle daño significa mostrar desprecio a su Creador. Los hombres blancos también pasarán, tal vez antes que las demás tribus. Si contamináis vuestra cama, moriréis alguna noche sofocados por vuestros propios desperdicios.
Pero aún en vuestra hora final os sentiréis iluminados por la idea de que Dios os trajo a estas tierras y os dio el dominio sobre ellas y sobre el hombre de piel roja con algún propósito especial. Tal destino es un misterio para nosotros porque no comprendemos lo que será cuando los búfalos hayan sido exterminados, cuando los caballos salvajes hayan sido domados, cuando los recónditos rincones de los bosques exhalen olor a muchos hombres y cuando la vista hacia las verdes colinas esté cerrada por un enjambre de alambres parlantes.


¿Dónde está el espeso bosque? Desapareció.

Así termina la vida y comienza el sobrevivir...".


La sigo leyendo y me sigo emocionando. Es tan increíble todo lo que en ella se dice. En fín, me voy llendo por hoy...un abrazo!

datlitauy!


3 comentarios:

Anónimo dijo...

No encontré dónde comentar, pero... mató ese limón reloj.

Saludos desde Tecnouy.

Adolf

Sofia dijo...

los indigenas tienden a ser mas espirituales, a buscar y refugiarse en la esencia de las cosas.

M.

datlitauy...! dijo...

M:

tienes toda la razón, parece que podían vivir en armonía con su entorno y a buscar las explicaciones en lo realmente esencial y profundo! Gracias por tu comentario!